Con la excusa de una ruta nocturna

Por consejo de un amigo (es que, ya empiezan a ser algo más que Compañeros) he cogido una hoja de papel, virtual, ya se sabe… y he empezado a poner un montón de palabras que describen la Quedada, para luego enlazarlas.
“La ruta fue bonita. La Quedada fue agradable. Los amigos son simpáticos…” y de repente, me han dado ganas de arrugar el folio y tirarlo a la papelera… (de reciclaje) al ver que parecía un alumno de 1º de EGB escribiendo sus primeras redacciones.
Pero qué leches! ¿por qué no? si “bonita, agradable y simpatía” son palabras que antes o después tendré que usar, y que pensando en el fin de semana que hemos pasado y las cosas que hemos hecho, saldrán por sí mismas en el texto…La idea nació casi sola, como casi todas las ideas, pero con la chispa de estar en el campo a la luz de las estrellas. Chispa que se originó con la propuesta de la Lluvia de Perseidas y el intento de alejarlas de la Luna llena. Claro, al juntarse los ingredientes “noche + Luna llena + campo + fin de semana libre” el resultado no podía ser otro; “Ruta nocturna” la cual fue razón y motivo de la Quedada, y la estrella de la misma.
Después de unos días de organización y preparativos, llegó el “viernes de Las Machotas” Fuimos llegando al camping como teníamos previsto y después de solventar pequeños trámites burocráticos a la entrada del mismo, nos reunimos la avanzadilla en la zona de las parcelas. Primer momento bueno del fin de semana. Reencuentro con los compañeros de afición que como he comentado antes, empiezan a ser algo más.
Un momento muy simpático que después de los besos, abrazos y pequeñas charlas “quetalvalavida?” continuó con una competición no reglada (bastante no reglada) para ver quién montaba las populares tiendas de la popular marca.
Yo creo que hubo un poco de tongo. Cuatro personas montando una tienda frente a dos no es muy justo que digamos, aunque en honor a la verdad, esas dos llevaban bastante más ventaja en cuanto al clavado de picas se refiere
Pero yo creo que las prisas no eran por ver quién acababa antes de montar la tienda. Yo creo que las prisas eran generales para empezar cuanto antes con la cena… para también terminarla y ponernos “al tema”
Después de unas salchichitas de pollo “al’gaz” (al camping gaz) que nos supieron a glorias, pasamos al momento mojito. Vale que a la organización se le olvidó la hierbabuena, pero el líquido mágico que nos había preparado Paco estuvo a la altura de tan exquisitos paladares y la tarde se nos fue pasando y pasando hasta casi las dos de la madrugada.
Y es que, con buena gente, buenos caldos, y buenas charlas, el tiempo deja de existir.
El sábado nos levantamos con calma. Si ya el desayuno es un momento agradable, más se hace cuando ese momento se comparte con agrado. Fue bueno que aunque tendríamos que haber seguido un horario, no nos preocupamos en exceso por ello, tranquilizando así a los siguientes compañeros que se sumarían a la Quedada.
Bueno, de lo que no les pudimos librar fue del trámite por ventanilla para entrar al camping :-/
Al poco, nos fuimos para Las Navas a comprar los víveres gorrineros para la comida (hubo uno que incluyó al cerdo en su lista de “cosas buenas que ha inventado Dios”)
También pudimos disfrutar y tuvimos el honor de la visita de Víctor, que no se resistió a tomarse una cañita con los Machoteros. Chin, chin, Maestro.
Mientras, los dos últimos Equipos se incorporaban al plan del fin de semana. Unos directamente en el camping, otros en Las Navas (por pasar por algún cache y así, de vuelta al Escorial, completamos el aforo campista.
Mientras los últimos incorporados montaban la tienda, en un visto y no visto también quedó montada la cocinilla del MC Coldmeat. Ahí cayó gran parte del cerdo que traíamos que duró lo que dura un suspiro. La lechuga, con lo rica que estaba, pareció no calar tan hondo
y eso que algunos dicen no comer grasas ni carnes… Todo sea por coger fuerzas para la noche.
Después de que el comando fregadero limpiara los trastos en el WC químico (cuidado con quién encontréis por allí) reposamos unos minutillos la comida, y nos fuimos a refrescarnos un poco a la piscina del camping (que para eso lo hemos bienpagado!) y con ese tiempo maldito que tiene la costumbre de acelerarse cuando todo es bueno, nos llegó sin enterarnos la hora de la cena, esta ya sí más rigurosa.
Pero ¿¿otra vez a comer?? Algo de picoteo, y unos bocadillines para tomar durante la marcha. Ropa, mochilas, agua… como hormiguitas todos nos movemos de un lado para otro con los preparativos del colofón (o no
del sábado.
Vamos saliendo los coches al punto de encuentro, la Silla de Felipe II. De camino recogemos a Raúl y en el lugar de la cita, nos juntamos con Antonio y con un extraño (será amigo de Antonio…)
- “Encantado!, yo soy… ost…!! Nacho!, que no te conocía!, tío…!” Hay que ver lo que el pelo, puesto o quitado, puede hacer para confundirse!!
Un poco más arriba, completamos el grupo con Miguel Ángel e iniciamos la marcha después de los saludos.
“La ruta fue bonita” Describir 4 ó 5 horas de ruta, acompañado de gente agradable, una temperatura perfecta en una noche en la que la Luna se hizo un poco de rogar, pero que cada luz del paisaje parecía un descubrimiento, es complicado, y transmitir esas sensaciones, más aún.
Hay que vivirlo. La ruta fue bonita, claro que sí. Evidentemente, los que allí estábamos íbamos con la predisposición de disfrutar cada paso dado, cada cuesta, cada vista y creo que en ese aspecto nadie salió defraudado.
Con un poco de esfuerzo y las pertinentes paradas, llegamos a la cima de la primera Machota (Pico del Fraile) y de la segunda, “la Baja” (V.G. Las Machotas)
Disfrutamos de las vistas nocturnas; espectaculares. Practicamos fotografía. Logueamos caches. Contactamos por Walkie con el campamento base. Y celebramos las dos cumbrecitas con un buen caldo, detallazo de un gran Compañero (en “base” también lo celebraron)

De vuelta a los coches la mayoría teníamos la sensación de que había sido demasiado corto. Una especie de pena porque “la ruta ya se había terminado, y la Quedada también” Así que nos despedimos afectuosamente de los que se habían presentado sólo para hacer la marcha nocturna, y los que estábamos acampados nos volvimos a las tiendas.

Después de una noche que nos debió saber a gloria a todos, en la que ni la llantina del niño pudo despertarnos, llegó la mañana de recogida (¿he dicho nocilla?)
Aquí había menos prisas aún, y con un calor tremendo que ni las nubes amenazantes tapaban, fuimos recogiendo el campamento mientras pensábamos qué hacer.
Como la hora se nos echó encima, terminamos en una terracita de Guadarrama comentando las mejores jugadas y saboreando su recuerdo… con una tapita de chistorra.
Y es que así es ForoWare… Aire Libre y Gastr… ehmmm… perdón… Tecnología.
Pero sobre todo, buen rollo, que no faltó en todo el fin de semana.

